En los últimos años, los uniformes corporativos han dejado de ser simples prendas de trabajo para convertirse en un reflejo de la identidad de cada empresa. Para el 2025, se espera un crecimiento en la demanda de textiles sostenibles, con telas recicladas o de bajo impacto ambiental.
Otra tendencia fuerte es la personalización: las empresas buscan que sus uniformes transmitan profesionalismo pero también comodidad y estilo. Colores sobrios combinados con detalles distintivos (bordados, parches, serigrafía creativa) son cada vez más solicitados.
Además, la funcionalidad juega un rol clave: uniformes con bolsillos inteligentes, telas antifluidos, resistentes al calor o al desgaste, pensados para cada sector (salud, gastronomía, construcción, logística).
En conclusión, los uniformes del futuro ya no solo cumplen con vestir a un equipo, sino que se convierten en un canal de comunicación visual que fortalece la marca.





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